Mi nombre es Santiago Verdino, comencé a trabajar de entrenador de Optimist en el año 2010. Desde entonces trabajé en cinco clubes y en la selección argentina de Optimist. Actualmente trabajo de entrenador en el Club Náutico San Isidro. En el 2014, realicé entrevistas a chicos (de hasta 15 años) y a padres de Optimist, con la humilde intención de encontrar nuevas respuestas para la relación padre-hijo en el deporte.
Las preguntas las hice en referencia al Optimist, sin embargo la mayoría de las respuestas pueden aplicarse a otros deportes. Las experiencias y relatos de cada uno de los entrevistados es diferente, y al mismo tiempo muchas respuestas comparten puntos en común.
Aprendí mucho de estas conversaciones y fui ampliando el contenido a partir de mi experiencia (muchas charlas con padres, chicos y con otros entrenadores). Quiero aclarar que cada chico y cada relación padre-hijo es particular, merece una lectura propia y ninguna se adapta matemáticamente al común de estas respuestas. Al mismo tiempo, quiero anticiparles que no se trata de una verdad última, completa y acabada (existen otros modelos de pensamiento diferentes y tan validos como este). Sin embargo, el siguiente presenta un contenido y una guía muy rica sobre la percepción que muchos padres, chicos y entrenadores, tienen sobre este tema. Espero la disfruten.
Las preguntas disparadoras de las entrevistas fueron: ¿Cuáles son las inquietudes de chicos y padres, en su relación al deporte? ¿Cuál es el rol de los padres en el deporte de los hijos? ¿Qué cosas ayudan a los chicos y que cosas no? El texto se basa, principalmente en estas encuestas y está complementado con mi experiencia (en cursiva). Usando mi propio vocabulario comenzaré con las respuestas de los chicos, y finalizaré con las de los padres.
RESPUESTAS DE LOS CHICOS
– Los chicos que navegan en Optimist coincidieron que el rol de los padres es diferente para cada una de las edades y categorías que los chicos van transitando. Es un rol que se construye (y se modifica) permanentemente. Cuando los chicos tienen 7 u 8 años, e ingresan por primera vez a la Escuelita, quieren que sus padres estén muy presentes: los lleven al club, los vayan a buscar, los ayuden a resolver conflictos, los apoyen, etc. A medida que los chicos van creciendo en edad y pasan de categoría, necesitan que los padres, les vayan dando espacio para “hacer solos y por si mismos”, permitiéndoles ganar independencia. Todo lo que un adulto (padre o entrenador) haga por un chico, cuando éste pueda hacerlo por sí solo (por ejemplo: armar un barco), obstruye el crecimiento y las capacidades del chico. Es como sostenerle siempre la bicicleta.
– Lo más importante para todos los chicos entrevistados (según sus propias palabras) es sentirse apoyados, estimulados, incentivados y motivados por sus padres. Necesitan sentir que sus papás los estimulan a navegar. Este punto está íntimamente ligado con el siguiente.
– Muchos chicos dijeron que necesitan sentirse estimulados, y al mismo tiempo sentir que la decisión de navegar, o no navegar es de ellos. Motivar es mostrar el valor de lo que se está proponiendo (cualquier valor que tenga el deporte) junto a la opción de que los chicos puedan elegir hacerlo o no hacerlo. Cuando un chico dice que no quiere navegar, lo mejor que se puede hacer, es mostrarle valores (que son los motivadores), para que el chico se conecte con la motivación, y darle la opción de elegir. Frente a la negativa de los chicos, muchos padres negocian que naveguen una cierta cantidad de tiempo, y que luego elijan continuar o no continuar. Entre el 2014 y 2015, fueron varios mis alumnos de Optimist, que dieron un salto de calidad en relación al deporte, el mismo día que se les delegó la decisión a ellos (mostraron más ganas de ir al club, mayor presentismo, navegaron más tiempo, etc). Fueron pocos los que decidieron no continuar, y algunos de ellos eligieron volver a navegar al año siguiente.
– El tercer punto deriva de los dos anteriores. Casi todos los chicos dijeron que necesitan sentirse estimulados por sus padres, y al mismo tiempo necesitan sentir que los padres no les están encima. Cada edad y cada chico tiene su momento, su ritmo y su propio manejo de los espacios. Varios de los chicos de Timoneles, coincidieron que al momento de armar el barco y a la vuelta de navegar (en la rampa), es cuando menos quieren sentir que sus papás les están encima. Sobre este punto, lo mejor es que cada padre le pregunte a su hijo, cuales son los espacios en que el necesita compañía o apoyo, y en cuales necesita estar solo.
– Del mismo modo, muchos chicos dijeron que necesitan sentirse escuchados y no invadidos. Las mejores preguntas que se pueden hacer, son aquellas que inviten y den espacio a que los chicos hablen, sin que se sientan obligados a hacerlo. Por ejemplo: ¿tenés ganas o necesitas hablar de lo que hiciste hoy? ¿querés contarnos algo de las regatas? ¿querés que te pregunte algo del día? … etc. Para los chicos es muy importante sentir que pueden contar con el espacio para conversar sobre su experiencia, y al mismo tiempo sentirse respetados en la opción de no hablar en un determinado momento o lugar. La privacidad es muy importante. La mayoría de los chicos más grandes (Timoneles) coincidió en que ni bien llegan a la rampa (luego de navegar), no es momento oportuno para conversar sobre lo que sucedió en el agua. Recién luego de desarmar el barco, luego de bañarse, una vez que salen del club o una vez que llegan a sus casas, es momento propicio para hablar sobre su día de entrenamiento o de regatas (esto difiere mucho según las edades). Lo mejor que pueden hacer lo padres, es preguntarle a sus hijos cuales son los momentos oportunos para hablar, y cuáles son los momentos en que necesitan espacio para no conversar sobre un determinado tema.
– Respecto a los consejos, varios chicos dijeron que necesitan sentir que tienen la posibilidad de pedir un consejo a sus padres. Y al mismo tiempo, no les gusta sentir que les hablan como si fueran sus entrenadores. Si los padres quieren darle un consejo a sus hijos, lo más aconsejable sería pedirle permiso para dárselo (¿te puedo dar un consejo? o ¿te puedo sugerir algo?) De este modo los chicos reciben la idea de mejor manera, y no se sienten invadidos.
– Varios chicos coincidieron en que les molesta mucho, crearse falsas expectativas (propuestas de viajes que no se concretan, promesas de compras de materiales del barco que no se llevan a cabo, conversaciones apresuradas sobre pases de categorías, exigencias de resultados de regatas que no se consiguen, etc.). Una respuesta muy útil para evitar falsas expectativas, es decir “no sé”. También sirve mucho evitar hablar de temas que aún no están confirmados.
– Cuando los chicos vuelven de un día de regatas, y alguien les pregunta “¿Cómo te fue?”, estadísticamente contestan con el resultado de las regatas (incluso si el que preguntaba no estaba consultando por el resultado). Estadística e independientemente de las intenciones, para los días de regata la pregunta “¿cómo te fue?” está ligada a los resultados. Muchos de los chicos dijeron, que prefieren que los padres no les pregunten por los resultados de sus regatas. Pues a veces no están conformes con los resultados, o prefieren no hablar del tema. Y en caso de estar contentos con los resultados o querer hablar del tema, van a contarlo sin que se los pregunten. Siguiendo esta línea, uno de los chicos hizo una de las preguntas más relevantes de las entrevistas: “¿por qué mis papás están más interesados en mis resultados de regatas, que en mis estados emocionales?”. Si quieren conversar sobre las experiencias de los chicos, pueden preguntarles por sus emociones y vivencias: ¿Cómo la pasaste? ¿Cómo te sentís? ¿Necesitas algo? ¿Cómo estuvo el día?, etc. Insistimos: en días de competencia cada vez que les pregunten “¿cómo te fue?”, estadísticamente la respuesta estará asociada al resultado de la regata. En cambio cada vez que les pregunten “¿Cómo la pasaste?”, los chicos van a contestar en referencia a estados anímicos.
Es más conveniente hacer preguntas abiertas (que requieran algo más que un “si” o un “no” como respuesta) y que estimulen a los chicos a responder con palabras complementarias a “bien”, “mal” y “más o menos”, para que amplíen su vocabulario emocional y desarrollen registros más detallados.
– En mi experiencia en otros clubes, muchas veces varios padres conocieron el resultado de las regatas de los chicos antes que sus propios hijos, o antes que sus hijos se los digan a ellos (pues los vieron en la cartelera, en internet, alguien se los comentó, etc). Y en algunas de estas ocasiones, fueron los padres quienes les comunicaron los resultados a sus hijos. Respecto a este punto, algunos chicos dijeron que lo que más les gusta es ser ellos mismos quienes comuniquen sus regatas a sus padres. Los chicos, necesitan sentirse los protagonistas y relatores de sus propias experiencias. Para muchos chicos es muy importante el momento en que les cuentan a sus padres su regata. Si sucede al revés, el chico puede sentir que pierde protagonismo en el relato. Cuando un padre sabe el resultado de las regatas de su hijo (antes que su hijo se lo cuente), es aconsejable no decir nada y darle espacio a que sea el chico el protagonista que narre su propia historia.
– Respecto a eventuales críticas y quejas, varios chicos dijeron que prefieren no escuchar críticas respecto a terceros por parte de sus padres. Prefieren que sus padres hablen los temas directamente con esas personas y solucionen sus inquietudes con cada responsable cuestionado. Comentarle el asunto al chico que no puede hacer nada, no soluciona el conflicto y le crea un malestar perjudicial.
– Respecto a la solución de los problemas, casi todos los chicos dijeron que cuando saben que pueden resolver algo por sí mismos, prefieren hacerlo solos (sin que sus padres ni sus entrenadores intervengan). Al mismo tiempo, cuando el problema es un tema que involucra al entrenador, prefieren hablarlo con el entrenador. Y cuando es un tema que involucra a los padres, o donde requieren asistencia (porque excede sus capacidades) quieren tener la posibilidad de pedir ayuda y poder recibirla. El rol de los padres en este punto, varía mucho según las edades y personalidades. Darles espacio en la medida que van creciendo, para poder solucionar los problemas solos (acordes a la capacidad de cada uno), les ayuda a aprender y hacerse de más recursos.
Algunas de las respuestas que dieron los padres, tienen mucho que ver con las de los chicos.
RESPUESTAS DE LOS PADRES
– Muchos padres dijeron que les cuesta sentir o registrar el límite entre estar presentes para sus hijos y estarles encima a sus hijos. Esto tiene mucho que ver con lo que dijeron los chicos en sus respuestas. Este equilibrio se construye conversando y haciendo preguntas.
– A su vez algunos padres (sobre todo los que navegaron) respondieron que les cuesta “morderse la lengua” (y no decir nada), cuando creen que su hijo se está equivocando o está errando. Para aprender, invariablemente se necesita errar. No es necesario que los padres estén encima, cada vez que sus hijos se equivocan. Incluso con entrenador, los chicos van a seguir equivocándose en su proceso de aprendizaje. Lo que la mayoría necesita es equivocarse una y otra vez, y tener mirada compasiva respecto a los tiempos de su proceso de crecimiento.
– Todos los padres coincidieron en que la unión en el grupo de padres, se refleja fielmente en el grupo de chicos. Y la desunión en el grupo de padres (conflictos, envidias, antipatías, lucha de intereses, falta de valores en común, etc.) también se refleja en el grupo de chicos. Si se quiere tener un equipo de chicos unidos, es muy importante tener un equipo de padres unidos y alineados en valores.
– Algunos padres dijeron que cuando fueron nuevos en su rol de “Optipadres”, valoraban mucho la experiencia que les podían transmitir los padres más avanzados (los que ya pasaron por esa etapa o categoría). Es muy recomendable que los padres ya experimentados en el Optimist, ayuden y guíen a los nuevos, para que sean estos los próximos que guíen a los siguientes. De la misma manera, es muy importante que los nuevos pregunten y pidan ayuda a los más experimentados.
– Todos los padres dijeron, que los entrenadores no se imaginan lo IMPORTANTE (casi sagrada) que es la palabra de los entrenadores para los chicos. Desde este punto de vista, es muy importante que cualquier diferencia entre los padres y el entrenador sea charlada en persona y en privado entre ambos (fuera del alcance de los chicos), para evitar poner a los chicos en tensión u obligarlo a tomar posición entre dos puntos de vista en conflicto.
Espero que estas líneas ayuden a más padres e hijos a disfrutar de su relación con el deporte.
Del mismo modo que sugiero conversar con los hijos para conocer cuáles son los modos, tiempos y espacios de relacionarse, recomiendo conversar con los entrenadores y hacerles las mismas preguntas, para crear la mejor relación padre-hijo-entrenador.
Para contactarse con la actividad de Optimist del Club Náutico San Isidro, escribir a:
Bruno Verdino – Coordinador de Entrenadores brunoverdino@hotmail.com
Oficina de Yachting zunib@cnsi.org.ar
Muchas gracias,
Santiago Verdino